(Averiguar con su responsable de Escuela de Comunidad)
CL se adhiere a la jornada de oración, ayuno y penitencia del 27 de octubre, convocada por el Papa. Las comunidades del movimiento están invitadas a participar en las actividades propuestas en sus parroquias y diócesis.
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💬 JMJ. EL MENSAJE DE DAVIDE PROSPERI
Las palabras del Presidente de la Fraternidad a los bachilleres y a los universitarios de último curso que peregrinan a Lisboa en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud y el encuentro con el Papa Francisco.
«La espera de las vacaciones pone de manifiesto la voluntad de vivir. Precisamente por eso no deben ser vacaciones de uno mismo» ni «una interrupción para demorar el tomarse en serio la vida». Una ayuda para disfrutar de las próximas semanas no para alejarse de uno mismo, sino una ocasión para ir aún más al fondo de lo que uno vive. Porque es ahí, en el tiempo libre, donde se ve lo que uno quiere de verdad. Por eso, ante las semanas de vacaciones que nos esperan, volvemos a proponer algunos fragmentos tomados de varios diálogos con el fundador de CL.
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Cervinia 2017 |
Lo que de verdad quiere una persona, sea joven o adulta, se comprende no por cómo trabaja o estudia - que es lo que está obligada a hacer -, no cuando se mueve determinada por conveniencias o deberes sociales, sino por cómo emplea su tiempo libre. Si un chico o una persona madura desperdicia su tiempo libre, no ama la vida: es un necio. Y las vacaciones suelen ser el momento en el que casi todos nos volvemos necios. Por el contrario, el tiempo de vacaciones es el más noble del año, porque uno se compromete como quiere con el valor que reconoce más relevante en su vida; o bien, no se compromete con nada, pero entonces es un necio.
La respuesta que dábamos a los padres y educadores hace más de cuarenta años, tiene una profundidad que ellos no atisbaban: el valor más grande del hombre, la virtud, el coraje, su energía, aquello por lo que merece la pena vivir, reside en la gratuidad, en la capacidad de gratuidad. Y es precisamente en el tiempo libre donde emerge la gratuidad y se afirma de un modo sorprendente.
Cómo se reza, la fidelidad a la oración, la verdad de las relaciones, la entrega de uno mismo, el gusto por las cosas, la modestia en el uso de la realidad, la conmoción y la compasión hacia las cosas, todo esto se ve mucho más en vacaciones que durante el año. En vacaciones uno es libre y, si es libre, hace lo que más quiere.
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Andalo, 1967 |
Esto implica que las vacaciones son algo muy importante. Lo que supone, en primer lugar, valorar la elección de la compañía y del lugar, pero, sobre todo, un cierto modo de vivir: si las vacaciones no te hacen recordar lo que más querrías recordar; si no te hacen más bueno hacia los otros porque te vuelven más instintivo; si no te enseñan a mirar la naturaleza en su profundidad; si no te hacen vivir un sacrificio con alegría, el tiempo de descanso no alcanza su objetivo. Las vacaciones deben ser lo más libres posible. El criterio es el de respirar, si puede ser a pleno pulmón.
Desde este punto de vista, fijar como principio a priori que un grupo deba ir de vacaciones juntos es algo contrario a cuanto acabo de decir, porque los más débiles de la compañía, por ejemplo, pueden no atreverse a decir que no. En segundo lugar, va contra el principio misionero: ir de vacaciones juntos debe responder a este criterio. En definitiva, libertad por encima de todo. Libertad de hacer lo que se quiera... ¡conforme al ideal! ¿Qué ganamos viviendo así? La gratuidad, la pureza de la relación humana.
Lo último que se nos puede achacar es que invitemos a una vida triste o a un compromiso pesado: sería señal de que quien objeta esto es el triste, pesado y macilento. Donde "macilento" indica a quien ni come ni bebe, a quien no goza de la vida. ¡Y Jesús ha identificado el nexo supremo entre el hombre que camina en la tierra y el Dios vivo, el Infinito, el Misterio infinito, con el comer y con el beber! La eucaristía es comer y beber, aunque ahora muy a menudo se la reduzca a un esquematismo cuyo significado ya no se comprende. Ágape es comer y beber. La expresión más grande de la relación entre mi persona y esta presencia, que es Dios hecho hombre en ti, oh Cristo, es comer y beber contigo. Y de esta forma, me identifico con lo que como y bebo, de modo que, «aún viviendo en la carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios» ("fe" significa reconocer una Presencia).
A todos nos ha conmocionado el asesinato de la Profesora Sofía Rodríguez, directora del Colegio Nacional San Gervasio de Colonia Independencia, por mano de un alumno.
Frente a la gravedad del hecho, el mal y la violencia, es inevitable que nuestra humanidad reaccione. Pero las reacciones pueden ser muy diversas. Surgen muchos análisis que buscan las causas y una explicación razonable de que nuestra frágil libertad sea capaz también del mal.
Al mismo tiempo, surge el deseo bueno de que esto no vuelva a acontecer, de prevenir el mal. ¿Cómo será posible prevenir?
Las primeras respuestas que se nos ofrecen, además de un incremento de psicólogos del Ministerio de Educación y Cultura, son un mayor control con los detectores de metales al ingreso de los colegios y con mochilas transparentes. Se vuelve así estable la falta de confianza en el otro que es visto como un potencial delincuente y por ende tenemos que impedirle serlo. Esto es en el fondo, lo que decía el poeta británico-estadounidense del siglo pasado T. S. Eliot: “Soñamos sistemas tan perfectos que nadie necesitará ser bueno”.
Estas soluciones, no van al fondo de la cuestión. No existe sistema tan perfecto que impida a la libertad imperfecta de las personas (jóvenes o adultos que sean) de poder cometer el mal. Por otro lado, nuestra libertad, en palabra del don Quijote, “es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Gracias a ella, podemos en cada circunstancia y también después de cualquier error, volver a escoger lo bueno y constructivo.
El verdadero desafío es entonces educar la libertad de los jóvenes para adherirse al atractivo del bien y rechazar el mal. ¡Este es el rol principal de la familia! Y también de la escuela/colegio, llamado a colaborar con la familia en la educación de sus hijos. Pero los adultos también, padres y profesores, necesitan a su vez ámbitos de educación que reaviven el ímpetu hacia la verdad y el bien para poder educar a los jóvenes a ellos confiados.
Es el ideal cristiano. Desde nuestra experiencia entendemos que hace falta un lugar humano, una compañía, en donde adultos y educadores puedan encontrar y seguir una verdadera propuesta de educación en la fe cristiana y así podamos juntos ir descubriendo el sentido de la vida. Esto es lo que proponemos a cualquiera para vivir la aventura de la vida.