lunes, 21 de abril de 2025
Prosperi: «Unidos a la Iglesia en oración por el Papa Francisco»
¡Gracias, Santo Padre!
Papa Francisco. «Llamados a una vida que no conoce ocaso»
viernes, 18 de abril de 2025
Un Camino de Fe al ritmo de la Cruz: Viacrucis CL Paraguay
Fe en movimiento. Desde la Catedral hasta la Costanera y de regreso, el Viacrucis convirtió la ciudad en un camino de oración, silencio y comunidad viva.
Apenas el reloj marcó las nueve de la mañana, las puertas de la Catedral de Asunción se abrieron a una peregrinación distinta. No era una simple caminata: era el inicio de un gesto profundo, compartido, en el que la fe se volvía movimiento, paso a paso, detrás de una Cruz que encabezaba el camino como un faro silencioso. Así comenzó el Viacrucis organizado por CL Paraguay.
El grupo se puso en marcha, envuelto en un clima de recogimiento. Familias, jóvenes, adultos mayores… nadie parecía estar allí por costumbre, sino por una necesidad más honda: caminar junto a Cristo en su Pasión. Las 14 estaciones del Viacrucis no fueron solo puntos en una ruta, sino pausas para mirar, contemplar, dejarse tocar. Cada estación ofrecía palabras breves y densas, silencios que hablaban, gestos de una fe vivida.
La Costanera se convirtió en nuestro Jerusalén. Con el río Paraguay a un lado y la ciudad latiendo al fondo, el contraste no hacía más que subrayar la belleza del momento: entre el ruido habitual del mundo, un grupo de personas elegía detenerse, mirar la Cruz, y seguirla. No hubo consignas ni pancartas, pero el testimonio estaba a la vista: una comunidad unida por algo más grande.
Cuando el sol comenzó a elevarse, el camino nos llevó de regreso a la Catedral. Allí, el Coro Memorare nos recibió con sus cantos, envolviendo la atmósfera con una dulzura solemne. Y entonces, la Adoración de la Cruz: un instante de profundidad serena, de gratitud, de entrega.
Cerca del mediodía, el Viacrucis llegaba a su fin, pero nadie salía igual que como había entrado. En los rostros se leía algo nuevo, quizás paz, quizás una certeza renovada. Porque cuando uno camina detrás de la Cruz, aun en medio del caos del mundo, descubre que hay un sentido que sostiene todo.
martes, 1 de abril de 2025
Pascua 2025. El cartel de Comunión y Liberación
Las palabras del papa Francisco y de don Giussani acompañan el Beso de la cruz de Giovanni Segantini
Nuestra esperanza se llama Jesús. Él entró en el sepulcro de nuestros pecados, llegó hasta el lugar más profundo en el que nos habíamos perdido, recorrió los enredos de nuestros miedos, cargó con el peso de nuestras opresiones y, desde los abismos más oscuros de nuestra muerte, nos despertó a la vida. ¡Celebremos la Pascua con Cristo! Él está vivo y también hoy pasa, transforma, libera. Con Él el mal no tiene más poder, el fracaso no puede impedir que empecemos de nuevo.
Papa Francisco
La victoria de Cristo es una victoria sobre la muerte. Y la victoria sobre la muerte es una victoria sobre la vida. Todo tiene una positividad –cualquiera que sea la situación que experimentemos, incluso la más difícil o dolorosa en extremo–, hay un bien a punto de nacer en el límite de nuestro horizonte humano.
Luigi Giussani
lunes, 17 de marzo de 2025
Un camino realista hacia la paz
Las guerras, la carrera armamentística, el debate que incendia el Viejo Continente, pero no solo eso. «Europa debe decidir si quiere ser fiel a su vocación o contribuir a la atmósfera conflictiva que parece invadirlo todo». La carta de Davide Prosperi al diario la Repubblica
Querido director:
El dramático momento histórico que estamos viviendo me anima a escribirle. Los conflictos armados aumentan en muchas partes del mundo, también dentro de Europa, da la impresión de que se están derrumbando los pilares sobre los que se apoya la convivencia civil, el desarrollo socio-económico y con ello la posibilidad de una mirada positiva a nuestro futuro. Instituciones, gobiernos, sujetos sociales y culturales de todo orden y tipo, lamentablemente también algunos representantes de la Iglesia, parecen a veces contradictorios y confusos en sus juicios (y en su forma de expresarlos). Este escenario plantea varios interrogantes. No soy experto en geopolítica, pero como europeo y como cristiano siento la responsabilidad de contribuir a la reflexión, fruto de una confrontación dentro del movimiento al que pertenezco, en el debate actual sobre la defensa común europea.
Más allá de las cifras que ya se están destinando desde los estados de la UE, una defensa verdaderamente “común” implicaría –como ya han afirmado muchos expertos más autorizados que yo– una política exterior común y por tanto un sujeto político unitario, cosa que la UE no es. En efecto, debemos reconocer que la Europa que imaginaron De Gasperi y los demás protagonistas de aquella etapa política –que no vislumbraron en la defensa el primer eslabón de una auténtica unión federal– no se ha realizado. La UE es en cambio el resultado de un compromiso sin duda virtuoso desde muchos puntos de vista, pero que ha dado origen a un híbrido político objetivamente frágil, fundado sobre los preceptos del individualismo liberal que, con el tiempo, han llevado este proyecto cada vez más lejos de los valores compartidos por los inspiradores de la idea originaria. Por lo demás, Europa se ha configurado a lo largo de la historia como un conjunto de pueblos diversos, a menudo en conflicto entre sí, pero unidos por una cultura común arraigada en la tradición greco-romana y judeo-cristiana. Más tarde, la modernidad nos hizo creer que podíamos prescindir del fundamento trascendente de dicha tradición, perdiendo así su fuerza unificadora. En este sentido, en la búsqueda de soluciones adecuadas también para el problema urgente de la seguridad, creo que hay que considerar a la Unión Europea por lo que está llamada a ser: un lugar de encuentro, un espacio de diálogo dentro y entre naciones, capaz de incluir a todos los actores implicados en los diversos escenarios, con una labor diplomática paciente y con visión de futuro. Ante todo, hay que afrontar los obstáculos políticos y económicos con el coraje de buscar formas nuevas, sin conformarse con atajos de carácter militar que no resuelven los problemas, sino que en todo caso los agravan.
El problema que Europa está llamada a afrontar hoy es fundamentalmente cultural. La Unión debe decidir si quiere ser fiel a su vocación como lugar de encuentro, de mediación y por tanto de construcción de la paz, promoviendo la centralidad de la persona y una cultura subsidiaria dentro de cada país, o bien si quiere contribuir a la atmósfera conflictiva que parece invadirlo todo. Por dichas razones, la perspectiva de garantizar la seguridad común mediante ingentes inversiones en armamento, con mayor razón si dependen de cada estado miembro, me parece realmente inadecuada, como por otro lado ha señalado también el arzobispo de Moscú, monseñor Pezzi. Puesto que el proyecto político europeo tiene lagunas evidentes para todos, creo que es un error pensar que el rearme para hacer frente a un agresor peligroso sea la mejor manera de colmar el vacío identitario que estamos viendo.
La condena de la Primera Guerra Mundial como una «matanza inútil» por parte del papa Benedicto XV adquiere un nuevo valor frente al potencial destructivo de las armas de hoy. El papa Francisco no se cansa de repetir que armarse solo significa prepararse para la guerra. Desearía que todos los políticos europeos tuvieran en cuenta esta advertencia. Hace años, don Giussani afirmaba: «La paz depende de que el hombre admita su incapacidad para conseguir la perfección por sí mismo, mientras reconoce indefectiblemente su deuda hacia el Ser» (La República, 24 de diciembre de 2000). Creo que hoy también son muchos, y no solo entre los católicos, los que comparten lo que dice Giussani: solo la conciencia de no ser nosotros los dueños de la historia puede abrir un resquicio realista y profundo hacia la verdadera paz.
Davide Prosperi
la Repubblica, 16 de marzo de 2025
jueves, 13 de marzo de 2025
Doce años con el papa Francisco
El 13 de marzo de 2013 Jorge Mario Bergoglio subía al solio pontificio. El mensaje de Davide Prosperi en su aniversario
Santidad,
con motivo del 12º aniversario de su elección al solio pontificio, deseo expresarle nuestras más cordiales felicitaciones. En estos años hemos podido experimentar su paternidad, que nos ha permitido ponernos en camino hacia un seguimiento cada vez más verdadero y radical de la persona de Jesucristo. Cada uno de los miembros de la Fraternidad y yo mismo deseamos una sola cosa: servir a la Iglesia en unidad con sus pastores. Deseamos hacerlo respondiendo a Cristo en las circunstancias en las que nos llama cada día.
Le confirmo la oración de nuestras comunidades repartidas por todo el mundo para que el Señor le sostenga en este momento de enfermedad y sufrimiento, agradeciéndole su conmovedor testimonio de entrega total y gozosa a Cristo.
¡Gracias, Santidad!
Filialmente,
Davide Prosperi
martes, 11 de febrero de 2025
viernes, 27 de diciembre de 2024
Navidad. Un calor que derrite los corazones endurecidos
Las palabras del presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Por mucho que nos empeñemos en oscurecer su significado, esta sigue siendo la fiesta que une a todos, creyentes y ateos.