La vida
del movimiento y los pasos clave de los últimos años, incluyendo la relación
con la política y la cultura. Una entrevista del “Corriere della Sera” con el
presidente de la Fraternidad de CL
Marco Ascione 28.06.2024
«Comunión
y Liberación no va a renunciar a dar su propio juicio sobre la realidad».
Davide Prosperi es un bioquímico de 52 años, profesor en la Universidad Bicocca
de Milán y especialista en Nanomedicina. Milanés, casado, padre de cuatro hijos
y con un hermano cura. Discreto y poco conocido para el gran público, desde el
27 de noviembre de 2021 ocupa el escaño más alto en la Fraternidad de CL. Hoy,
dos años y medio después de su nombramiento, acepta hablar de la relación con
la política de un movimiento que ha estado en el foco de atención por su papel
en la arena pública. Y de la herencia de su predecesor, el teólogo español
Julián Carrón.
Profesor, ¿qué es
actualmente el movimiento que fundó Luigi Giussani?
Lo que ha sido siempre, la propuesta de una amistad que tiene un único
objetivo: vivir y testimoniar el acontecimiento cristiano. Una propuesta
sencilla y abierta a todos, que se hizo atractiva con don Giussani y que en
setenta años ha arraigado en 90 países.
Pero también se refleja
la imagen de un movimiento dividido. Tal vez en busca de autor. ¿Por qué el
paso del teólogo español Julián Carrón a usted ha creado tensiones tan
palpables?
Yo no hablaría de un movimiento dividido. La Iglesia está pidiendo a todos los
movimientos un paso de madurez que, entre otras cosas, implica nuevas formas de
elección de un guía tras la muerte de los fundadores. Por nuestra parte, la
inesperada dimisión anticipada de Carrón causó algunos traumas. Entonces no fui
partícipe de esa decisión, pero el motivo que él dio de querer dejar más libre
al movimiento para seguir las indicaciones de la Iglesia me pareció acertado.
¿Qué pasó entonces?
Por lo que sigo viendo, lamentablemente no todos han comprendido esa decisión
y, en efecto, a algunos les cuesta aceptar los cambios. Dicho esto, el
movimiento es mucho más grande que quien lo guía. Confío en que todos
participen todo lo posible en el camino que estamos haciendo ahora. Cada uno
pone su ladrillo, que se apoya siempre en el que ha puesto el anterior.
Ha afirmado usted,
parafraseando el pensamiento de su predecesor, que la belleza –de la fe, se
entiende– no solo puede ser «desarmada», como él decía, sino también «armada».
Es una palabra fuerte, ¿es un nuevo paso de CL?
La belleza del cristianismo es desarmada porque no necesita ningún poder para
imponerse. Pero decía que en cierto sentido también puede ser “armada”. No
porque sea beligerante, sino porque plantea un significado. Cristo, que es el
significado de todas las cosas, salva al mundo, oponiéndose a veces a las
lógicas del mundo. La propuesta de don Giussani nos ha atraído justamente
porque es un anuncio cristiano integral, sin rebajas. Y sin ceder a la
tentación de tomar solo fragmentos de verdad, ni siquiera los que resultan más
cómodos o favorecen el consenso. La experiencia nos dice que así, al final, las
cuentas de la vida no cuadran.
La Fraternidad, en el
ámbito político, ha estado mucho tiempo cercana a la Democracia Cristiana y
después a Forza Italia. Luego vino el intento de Carrón de desmarcar a CL. Hoy
muchos políticos que se han educado con ustedes militan en Fratelli d’Italia.
¿Significa eso que, para la cúpula, el de Meloni es un partido al que mirar?
No comparto lo que dice sobre la militancia, me parece que hay una
representación repartida entre varios partidos. Puede decirse que en las
últimas décadas tal vez hemos encontrado mayor consonancia y espacio de acción
en un ámbito, digamos moderado, pero no faltan personas cercanas a nuestra
historia que están implicadas en otros ámbitos. Sin olvidar ciertas
experiencias institucionales muy relevantes. Entre los objetivos de CL no está
el de identificarse con un partido y el compromiso político siempre es personal
y libre. Lo que une es el juicio que dicta la fe sobre la realidad. Dentro de
esa unidad, incluso en política, es donde se testimonia la humanidad nueva que
trae Cristo. No vamos a renunciar a ese testimonio.
¿Tampoco ha hablado con
el diputado de FdI y miembro de CL Lorenzo Malagola, autor de la enmienda sobre
el aborto y la presencia de grupos provida en las clínicas?
He conocido su iniciativa por la prensa. CL no guía las iniciativas de los
políticos sobre la agenda católica. Dicho esto, la fe no está separada de la
realidad y ofrece una mirada nueva al mundo. La cuestión antropológica es uno
de nuestros focos de atención.
Entonces, ¿están de
acuerdo con Malagola y darán batalla en cuestiones como el aborto y la
eutanasia? Se trata de una cuestión muy discutida dentro del centro-derecho. En
materia de derechos civiles, Marina Berlusconi, por ejemplo, se siente más «en
sintonía con la izquierda con sentido común».
Sobre estos temas no nos separamos ni un milímetro de lo que siempre ha dicho
la Iglesia. Los políticos, que hagan política. No vamos a ir buscando el
enfrentamiento en todos los ámbitos, pero nos interesa profundizar y mostrar la
conveniencia de la visión cristiana de la vida para todos. Y defender la
libertad de poder hacerlo, también públicamente.
El Meeting es un gran
escaparate cultural. También suele serlo para el gobierno de turno. La primera
ministra fue muy aplaudida por el público de CL hace dos años. ¿Volverá este
año?
No lo sé, no participo en estas decisiones, sobre las que el Meeting tiene su
propia autonomía. Pero permítame decir que el Meeting es mucho más que un
escaparate político. Es una de las expresiones culturales más significativas
que nacen de la experiencia de esa pertinencia de la fe en la vida de la que
hablaba. Respecto a los aplausos, le diré que el público del Meeting es un
público inteligente y si aplaude es porque aprueba lo que oye o al menos lo
encuentra interesante. Hay otros primeros ministros que han recibido aplausos,
y también se ha criticado a alguno.
¿Qué relación tiene CL
con la Compañía de las Obras, definida tradicionalmente como el brazo económico
del movimiento? ¿Y por qué ha sido precisamente la CdO, y no ustedes
directamente, quien se ha posicionado ante las elecciones europeas?
Es exactamente igual que el Meeting. Tiene un origen común, pero el mismo
espacio de autonomía y libertad. Por otra parte, la CdO también engloba a mucha
gente que no es de CL. Por eso no es correcta esa definición que menciona,
aunque lamentablemente es habitual. En cuanto al documento publicado antes de
las elecciones europeas, forma parte de nuestro método educativo valorar a
quien arriesga un juicio que consideramos verdadero y proponerlo para todos.
Por la razón que sea,
Roberto Formigoni no se ha presentado a las europeas. ¿A usted le ha disgustado
o le ha aliviado?
El juicio sobre Formigoni no puede reducirse a su proceso y hay que reconocer
sus méritos, como el intento de aplicar el principio de subsidiariedad con las
reformas que hizo en Lombardía. Pero cada uno tiene una trayectoria y las
tareas de la vida pueden cambiar. Ahora, por ejemplo, podría transmitir a los
jóvenes muchos aspectos positivos de su experiencia política.
Al papa Francisco se le
considera un juez severo con los movimientos, ha vuelto a decirles: «no os
miréis al ombligo». ¿Cómo piensa responder a esta petición?
Mi experiencia en relación con él es justo lo contrario de lo que usted dice.
Personalmente, siempre he encontrado en él una confrontación afectuosa y
paternal. Como todos los padres, a veces te corrige para que crezcas. Francisco
ha captado la importancia de los movimientos en la Iglesia y nos ayuda a
comprender que nuestra tarea está en función de la Iglesia, no en función de
nosotros mismos. Si nos limitamos a educarnos entre nosotros, no seremos más
que otra parroquia fuera de la parroquia. Nuestra tarea es la misión, construir
la Iglesia en el mundo.
Publicación de CLonline
Original de corriere.it