DON ALBERTO BERTACCINI (1954-2014)
El mensaje de Don Julián Carrón:
El 5 de junio, murió don Alberto Bertaccini, misionero en América del Sur, por primera vez en Paraguay, Ecuador y luego otra vez en Asunción.
Queridos amigos,
¿Qué ha suscitado en cada uno de nosotros la noticia de la repentina muerte del Padre Alberto? ¿El sentirse perdido o agradecido al Señor por habérnoslo dado para testimoniarnos la belleza de una vida tomada por Cristo? La gratitud es el sentimiento que domina en mi volviendo con la memoria a nuestro último encuentro de hace poquísimos días, impactado por la leticia de su rostro y por la humanidad de sus palabras.
Su sencillez en confiarse al designio de Dios dentro de la gran compañía del movimiento que le cambió la vida desde joven, lo hizo padre de muchos en Forlì y después en los países de América del Sur donde la obediencia al carisma lo ha llevado en todos estos años. Deseoso únicamente de servir la obra de Otro con toda su vida, ni siquiera la enfermedad se lo ha impedido, por el contrario, lo hizo aún más apegado a lo esencial, humilde y cargado de certeza, habiendo verificado que Cristo Presente es el Único capaz de satisfacer nuestra necesidad sin limites y de sostener la vida.
Como dijo saliendo nuevamente en misión rumbo a Ecuador, después de haber vivido tantos años en Paraguay: "Quizás cuando uno parte por primera vez puede tener la idea de salvar a los hombres de ciertas opresiones, pero cuando se llega en el lugar uno se da cuenta que las contradicciones son enormes. La novedad no es salvar las personas de las contradicciones, sino volverlas capaces de enfrentarlas. La esperanza es llevar a Cristo". Que es lo mismo que dijo recientemente el Papa Francisco: "Es Él lo más precioso que estamos llamados a ofrecer a nuestra gente".
Pedimos a sus dos grandes amigos el Padre Giussani y el Padre Ricci de acogerle en el Cielo para continuar a sostener misteriosamente y también realmente toda nuestra Fraternidad en el camino que tenemos que cumplir juntos hacia la santidad.
Padre Julián Carrón
Milán, 6 de Junio de 2014
El mensaje de Don Julián Carrón:
El 5 de junio, murió don Alberto Bertaccini, misionero en América del Sur, por primera vez en Paraguay, Ecuador y luego otra vez en Asunción.
Queridos amigos,
¿Qué ha suscitado en cada uno de nosotros la noticia de la repentina muerte del Padre Alberto? ¿El sentirse perdido o agradecido al Señor por habérnoslo dado para testimoniarnos la belleza de una vida tomada por Cristo? La gratitud es el sentimiento que domina en mi volviendo con la memoria a nuestro último encuentro de hace poquísimos días, impactado por la leticia de su rostro y por la humanidad de sus palabras.
Su sencillez en confiarse al designio de Dios dentro de la gran compañía del movimiento que le cambió la vida desde joven, lo hizo padre de muchos en Forlì y después en los países de América del Sur donde la obediencia al carisma lo ha llevado en todos estos años. Deseoso únicamente de servir la obra de Otro con toda su vida, ni siquiera la enfermedad se lo ha impedido, por el contrario, lo hizo aún más apegado a lo esencial, humilde y cargado de certeza, habiendo verificado que Cristo Presente es el Único capaz de satisfacer nuestra necesidad sin limites y de sostener la vida.
Como dijo saliendo nuevamente en misión rumbo a Ecuador, después de haber vivido tantos años en Paraguay: "Quizás cuando uno parte por primera vez puede tener la idea de salvar a los hombres de ciertas opresiones, pero cuando se llega en el lugar uno se da cuenta que las contradicciones son enormes. La novedad no es salvar las personas de las contradicciones, sino volverlas capaces de enfrentarlas. La esperanza es llevar a Cristo". Que es lo mismo que dijo recientemente el Papa Francisco: "Es Él lo más precioso que estamos llamados a ofrecer a nuestra gente".
Pedimos a sus dos grandes amigos el Padre Giussani y el Padre Ricci de acogerle en el Cielo para continuar a sostener misteriosamente y también realmente toda nuestra Fraternidad en el camino que tenemos que cumplir juntos hacia la santidad.
Padre Julián Carrón
Milán, 6 de Junio de 2014
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