“Soñamos sistemas tan perfectos que nadie necesitará ser bueno”
A todos nos ha conmocionado el asesinato de la Profesora Sofía Rodríguez, directora del Colegio Nacional San Gervasio de Colonia Independencia, por mano de un alumno.
Frente a la gravedad del hecho, el mal y la violencia, es inevitable que nuestra humanidad reaccione. Pero las reacciones pueden ser muy diversas. Surgen muchos análisis que buscan las causas y una explicación razonable de que nuestra frágil libertad sea capaz también del mal.
Al mismo tiempo, surge el deseo bueno de que esto no vuelva a acontecer, de prevenir el mal. ¿Cómo será posible prevenir?
Las primeras respuestas que se nos ofrecen, además de un incremento de psicólogos del Ministerio de Educación y Cultura, son un mayor control con los detectores de metales al ingreso de los colegios y con mochilas transparentes. Se vuelve así estable la falta de confianza en el otro que es visto como un potencial delincuente y por ende tenemos que impedirle serlo. Esto es en el fondo, lo que decía el poeta británico-estadounidense del siglo pasado T. S. Eliot: “Soñamos sistemas tan perfectos que nadie necesitará ser bueno”.
Estas soluciones, no van al fondo de la cuestión. No existe sistema tan perfecto que impida a la libertad imperfecta de las personas (jóvenes o adultos que sean) de poder cometer el mal. Por otro lado, nuestra libertad, en palabra del don Quijote, “es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Gracias a ella, podemos en cada circunstancia y también después de cualquier error, volver a escoger lo bueno y constructivo.
El verdadero desafío es entonces educar la libertad de los jóvenes para adherirse al atractivo del bien y rechazar el mal. ¡Este es el rol principal de la familia! Y también de la escuela/colegio, llamado a colaborar con la familia en la educación de sus hijos. Pero los adultos también, padres y profesores, necesitan a su vez ámbitos de educación que reaviven el ímpetu hacia la verdad y el bien para poder educar a los jóvenes a ellos confiados.
Es el ideal cristiano. Desde nuestra experiencia entendemos que hace falta un lugar humano, una compañía, en donde adultos y educadores puedan encontrar y seguir una verdadera propuesta de educación en la fe cristiana y así podamos juntos ir descubriendo el sentido de la vida. Esto es lo que proponemos a cualquiera para vivir la aventura de la vida.