viernes, 11 de octubre de 2019

Jornada de apertura

«¿QUIÉN ES ESTE?»




Jornada de apertura de curso de los adultos y los estudiantes universitarios de Comunión y Liberación. Mediolanum Forum, Assago (Milán), 28 de septiembre de 2019

Julián Carrón
Pidamos al Espíritu Santo esa pobreza de corazón que nos hace estar disponibles para dejarnos aferrar por Cristo.

Desciende, Santo Espíritu

Ante la pregunta: «¿Cuál es la angustia más frecuente hoy en día?», el filósofo y psicoanalista Umberto Galimberti respondía recientemente en una entrevista: «La producida por el nihilismo». Los jóvenes no están bien, y ni siquiera entienden por qué. Les falta la finalidad. Para ellos, el futuro ha pasado de ser una promesa a convertirse en una amenaza». Y añadía enseguida: «En 1979, cuando empecé a trabajar como psicoanalista, los problemas tenían un trasfondo emocional, sentimental y sexual. Ahora tienen que ver con el vacío de sentido» (U. Galimberti, «A 18 anni via da casa: ci vuole un servizio civile di 12 mesi», entrevista de S. Lorenzetto, Corriere della Sera, 15 de septiembre de 2019).
Creo que esta respuesta identifica muy bien el desafío que todos tenemos delante. Lo vemos cada día a nivel personal o social, como hemos visto estos días con el tema del final de la vida. Lo que está en juego es de tal envergadura que es imposible minimizarlo. Cualquier intento en este sentido no haría sino confirmar lo decisiva que es la partida.
A este desafío no se puede responder con discursos sobre máximos sistemas, con un moralismo o con un sentimentalismo, que resultan completamente ineficaces. Aquí se siente interpelada hasta la raíz la experiencia que cada uno hace de la vida. El mismo profesor Galimberti es consciente de ello, y por eso ante la pregunta: «¿Cuál es el sentido de la existencia?», responde: «Tengo que buscarlo en la ética del límite, lo que los griegos llamaban la justa medida». Cada uno puede verificar si su respuesta es capaz de colmar el «vacío de sentido» y de hacer frente al nihilismo que él mismo denuncia.
No sé si esta respuesta satisfaría a un autor como Houellebecq, que escribe en una carta pública a Bernard-Henry Levy: «Tuve cada vez más a menudo –me es penoso confesarlo– el deseo de ser amado. Un poco de reflexión me convencía cada vez, por supuesto, de que este sueño era absurdo; la vida es limitada y el perdón imposible. Pero la reflexión era inútil, el deseo persistía; y debo confesar que persiste hasta la fecha» (F. Sinisi, «Michel Houellebecq. “La vida es rara”, Huellas, n. 6/2019, p. 47). Houellebecq, al igual que Galimberti, percibe el límite de la vida, pero esto no elimina en él –a pesar de que parezca absurdo en su reflexión– el deseo de ser amado.
«¡Qué importante es sentirnos interpelados por las preguntas de los hombres y las mujeres de hoy!», ha dicho recientemente el papa Francisco a los participantes en el encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización (21 de septiembre de 2019). Más allá de que, en muchas ocasiones, se trate de las mismas preguntas que tenemos nosotros, ellas nos empujan a tener en cuenta el contexto cultural en que vivimos. Para responder a esta provocación, don Giussani nos ha propuesto un camino: la experiencia.
(…)

Descarga el texto íntegro

No hay comentarios: